México 68
Door Natalia Velazco Placencia , op Tue May 29 2018 22:00:00 GMT+0000México '68 pasó a la historia como la olimpiada en la que los corredores afroamericanos Tommie Smith y John Carlos levantaron sus puños en el podio de los 200 metros planos contra la discriminación racial en los Estados Unidos. En México se recuerda ese año por la matanza en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, en la que cientos de estudiantes, adultos, ancianos e incluso niños fueron asesinados durante una manifestación. Los Juegos Olímpicos se llevaron a cabo diez días más tarde, como si nada hubiera pasado.
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Víctor de niño nació y vivió en un municipio a un lado del Río Balsas, era un gran nadador, bebía sangre de iguana para crecer fuerte y pescaba con la tarraya. Era el único varón que reconoció como hijo propio el médico del pueblo y por tal motivo le dio su apellido: Víctor Manuel Velazco Damián.
El médico originario de Puebla, al poco tiempo regresó al entonces Distrito Federal. Mi abuela completamente enamorada, un año después se aventuró con dos hijos a buscarlo a la ciudad sin éxito alguno. Cuando Víctor tenía 12 años, mi abuela muere de una afección del corazón; una tía adopta a su hermana menor y sin otras opciones, Víctor comienza a trabajar y se aferra al estudio para sobrevivir.
No se trata de desear éxitos al agredido, sino de correr su misma suerte.
Tenía un solo abrigo y un par de zapatos, también recibía una beca que mantuvo durante todo el tiempo que fue estudiante. Recuerdo que una vez me contó que un profesor le retiró un examen por culpa de un compañero de clase, era tal la furia y el miedo a perder la beca, es decir el sustento, que lloró, se puso pálido y el profesor terminó por regresarle el examen. Era alumno del Instituto Politécnico Nacional en la Vocacional 7, de la rama de Ingeniería y ciencias fisicomatemáticas, corría el año de 1966, dos años antes del movimiento político estudiantil que detona con la masacre de cientos de jóvenes, adultos, ancianos e incluso niños el 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco.

Una expropiación
El año pasado, mi mamá vino de visita desde Estados Unidos, pasó por mi al trabajo y caminamos juntas por los jardines del Centro Cultural Universitario. Se detuvo y le apeteció sentarse en el pasto un momento y sin preámbulo alguno me contó:
- Cuando viví con tu papá, una mañana habló conmigo y me dijo: “Vamos a hacer una expropiación y no voy a llegar a dormir. No te preocupes, todo va a estar bien. Vamos a asaltar una camioneta de valores” Tu papá se guardó una pistola y esa noche no llegó a dormir.
Mi mamá miraba tranquilamente los árboles y disfrutaba del sol.
- ¡¿Y luego?! ¡¿Qué pasó?!
- A la mañana siguiente llegó con una bolsa negra llena de dinero, la vació sobre la cama y repartió el dinero en la organización política en la que militaba. Me dijo: “todo salió bien, todos estamos bien, ni un solo tiro…”
Mi mamá se rió un poco de evocar la rebeldía revolucionaria de México en los 70s y otro poco de mi sorpresa. En ese tiempo mi papá era obrero en Altos Hornos de México y mi mamá le colocaba los ojitos de gomita a las paletas payaso en una fábrica de Ricolino.
La trayectoria de los fenómenos acontecidos
Un movimiento trascendente en nuestra historia es el rielero, que diez años atrás, en 1958, encabeza Demetrio Vallejo. Los ferrocarrileros paralizan el sistema ferroviario en una huelga general el 2 de agosto con paro de actividades de toda una rama de la producción en México y convocan a huelga por solidaridad a otros sectores como el Sindicato Mexicano de Electricistas, el Movimiento Revolucionario del Magisteriado, estudiantes, telegrafistas y las secciones 34 y 35 del Sindicato de Petroleros.
Un movimiento trascendente en nuestra historia es el rielero, que diez años atrás, en 1958, encabeza Demetrio Vallejo.
En nuestra historia reciente, este movimiento es un fenómeno bastante cercano a una huelga de masas como la que sucedió en gran escala en mayo de 1968 en Francia. El evento lanzó desde las entrañas de la clase obrera a Demetrio Vallejo, figura histórica que nos permite aproximarnos al concepto conciencia de masas a través de su materialización visible: la organización y la movilidad. Vallejo es apoyado por miles de rieleros y gana una histórica elección sindical con 59 mil 759 votos a favor y nueve para su opositor.

El 28 de marzo de 1959, encabezando la presidencia de México Adolfo López Mateos, el ejército arremete con toda violencia contra los rieleros, encarcelando a Vallejo y a más de 10,000 obreros bajo el delito de disolución social. Vallejo cae preso en la cárcel de Lecumberri y siguiendo la necesidad histórica de los protagonistas de las movilizaciones sociales; estudia y teoriza desde el seno mismo del movimiento.
Esta auto coniencia, tratar de asir tu momento histórico fue una practica de cabecera a lo largo de la actividad político revolucionaria de Víctor.
La Revolución Cubana
Dos meses antes de la represión contra los rieleros, el 1 de enero de 1959 triunfa la Revolución Cubana y en la Habana se proclama a todas voces la derrota del imperio yanqui. En este año se vislumbra a pocos kilómetros de las costas mexicanas el éxito de la vía revolucionaria.
El pueblo de México sostiene una hermandad histórica con Cuba, en este punto cabe mencionar que mi primera visita a la Habana fue en 1993. Treinta y cuatro años después del triunfo de la revolución cubana y bajo el argumento de mis padres de: “No sabemos qué pase más adelante, ¡Que conozca la Cuba libre!” me mandaron sin acompañante en un tour a la isla socialista. Y así, con 100 dólares en la bolsa y 10 años de edad: bailé El Carnavalito en masa, cambié mi reloj made in china de transformer por una papaya, me hice de una abuela cubana que recuerdo a la perfección, y regresé con una infección en el oído por exceso de agua de mar y regalos con imágenes del Che para mis amigos.

16 de abril de 1967, un año antes de mayo y octubre del 1968, en el contexto de la Conferencia Tricontinental de Solidaridad Revolucionaria, (conferencia en la que asisten delegados de cientos de organizaciones subversivas de Asia, América Latina y África), se da lectura al famoso Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental. En el texto, Ernesto Che Guevara, señala como objetivo primordial la unidad de los pueblos, y la destrucción del imperialismo y de su cabeza: los Estados Unidos de Norteamérica como “el gran enemigo del género humano.”
El Che hace énfasis en la inminencia de la revolución armada y se vislumbrar en su discurso la ética revolucionaria de los militantes de la época. Esta nueva ética implica un compromiso de vida, y de interacciones humanas basadas en la solidaridad y la visión de un hombre nuevo. Esta ética orientó mi educación y la dimensión e implicaciones de esta formación la entendí, sobre todo, a raíz de la muerte de Víctor el 23 de agosto de 2014. Señala el Che en su mensaje de la Tricontinental:
“…La solidaridad del mundo progresista para con el pueblo de Vietnam semeja a la amarga ironía que significaba para los gladiadores del circo romano el estímulo de la plebe. No se trata de desear éxitos al agredido, sino de correr su misma suerte; acompañarlo a la muerte o la victoria.”

La solidaridad humana forjada al calor de la batalla la refiere también Daniel Cohn Bendit el 20 de mayo de 1968 en entrevista con Jean-Paul Sartre, refiriéndose al vínculo que selló la poderosa alianza entre la clase obrera y los estudiantes:
“Ha habido, en realidad, tres etapas. Primero la desconfianza franca, no sólo de la prensa obrera sino del medio obrero. Decían: "¿Qué quieren esos nenes de papá que vienen a fastidiarnos?" Y más tarde, después de los combates en la calle, después de la lucha de los estudiantes contra los policías, ese sentimiento ha desaparecido y la solidaridad se vuelve efectiva” más adelante menciona Bendit “Es natural que los obreros no nos reciban con los brazos abiertos. El contacto sólo se establecerá si combatimos juntos.”
Ética revolucionaria
Cuando muere Víctor, al velorio llegó poco a poco, la vieja guardia; militantes de los movimientos revolucionarios del México contemporáneo. Siempre mantuvo a su familia alejada de su actividad política. Y a su muerte tuve acceso a dos textos inéditos: I. Contribución a la Historia de la Liga Comunista 23 de Septiembre escrito en 2013 y II. Crítica al Manifiesto escrito en 1982, un año antes de mi nacimiento. En la redacción de este artículo leí por primera vez ambos textos y esto es lo que sé ahora de él: Víctor fue en los 70s y a raíz de su participación en el movimiento estudiantil del 2 de octubre en 1968, el responsable militar de la organización política revolucionaria Lacandones, y en este texto copiado de su Contribución a la Historia de la Liga Comunista 23 de Septiembre, resalta también el valor de esta ética revolucionaria:
Nadie experimenta un sentimiento de hermandad tan fuerte como el que se adquiere en un grupo que está dispuesto a dar la vida por hacer realidad sus sueños.
“Nadie experimenta un sentimiento de hermandad tan fuerte como el que se adquiere en un grupo que está dispuesto a dar la vida por hacer realidad sus sueños; cuando todos y cada uno están dispuestos a sacrificarse por salvar a los demás compañeros; cuando todos escogen estar en las posiciones de mayor riesgo en los operativos; cuando todos están dispuestos a aceptar los mayores sacrificios; cuando están dispuestos a darlo todo sin pedir nada a cambio. En estas circunstancias, se construyen valores y relaciones verdaderamente humanas.”
Otro apunte importante del Che en el discurso de la Tricontinental es que en America Latina “madura la revelión” y que los movimientos guerrilleros de Guatemala, Colombia, Venezuela y Bolivia son muestras de ello y advierte como un canto de batalla que:
“será una lucha larga, cruenta, donde su frente estará en los refugios guerrilleros, en las ciudades, en las casas de los combatientes -donde la represión irá buscando víctimas fáciles entre sus familiares- en la población campesina masacrada, en las aldeas o ciudades destruidas por el bombardeo enemigo. Nos empujan a esa lucha; no hay más remedio que prepararla y decidirse a emprenderla.”
Los primeros Comités de Lucha
El 22 de julio de 1968, tiene lugar un enfrentamiento entre los alumnos de la Vocacional 5 del Instituto Politécnico Nacional y de la preparatoria Isaac Ochoterena incorporada a la UNAM, ambos recintos ubicados en la Plaza de la Ciudadela. El enfrentamiento termina con la intervención del cuerpo de granaderos que ingresan a las instalaciones de la Vocacional 5 y arrasan con alumnos, académicos y personal administrativo. Al día siguiente se habla de detenidos, muertos y desaparecidos.

La indignación es generalizada, y para canalizar el descontento la Federación de Estudiantes Técnicos, organismo subvencionado y controlado por estado, convoca a una manifestación de la Plaza de la Ciudadela al Hemiciclo a Juárez a la que asisten más de dos mil estudiantes. No conformes con el recorrido y al grito de '¡Zócalo! ¡Zócalo!' Los estudiantes marchan rumbo a la Plaza de la Constitución para encontrarse en la Torre Latinoamericana con la Juventud Comunista y la Central Nacional de Estudiantes Democráticos que participaban de un mitin para conmemorar el asalto al cuartel de Moncada protagonizado por Fidel Castro.
Ante la unión fortuita de estas células que abundan en el país y previendo desbordada la manifestación el Estado responde con la intervención del cuerpo de granaderos y la policía montada que arremete sin piedad contra civiles desarmados. El saldo una vez más es de jóvenes detenidos, muertos y heridos.
La nueva represalia desata el inicio de la brigada como herramienta fundamental de la organización del movimiento estudiantil de 1968. Grupos de alrededor de 60 estudiantes recorren las Vocacionales y planteles de la Escuela Nacional Preparatoria, y facultades comunicando la represión sufrida y llamando a una huelga generalizada por solidaridad. Se instauran los primeros Comités de Lucha.
El concepto 'mitin relámpago'
La madrugada del 30 de julio de 1968, el ejército revienta con un bazucazo la puerta de la preparatoria 1 en San Ildefonso. Digámoslo con todas sus letras: el gobierno de Díaz Ordaz usa armas de alto poder y al ejército contra 300 estudiantes. Esta acción suma a la huelga a las facultades indecisas a participar en el movimiento y se paraliza prácticamente al sistema educativo medio y superior del país.
La huelga se convierte en un movimiento político, organizado bajo nuevas estructuras
Se forma el Consejo Nacional de Huelga (CNH) y se da forma el pliego petitorio, entre los puntos fundamentales: libertad de los presos políticos, derogación de los artículos de 145 y 145 bis del Código Penal Federal. (Los artículos constituyen y avalan el delito de disolución social razón por la cual Demetrio Vallejo llevaba 12 años preso), desaparición del cuerpo de granaderos y deslinde de responsabilidades de los funcionarios culpables por los hechos sangrientos. Ante la violación de la autonomía universitaria el rector de la UNAM, Javier Barros Sierra, se pronuncia a favor de las demandas estudiantiles.
La huelga se convierte en un movimiento político, organizado bajo nuevas estructuras: la asamblea como la máxima instancia de toma de decisiones, la brigada como vehículo de información y agitación, el Comité de Lucha como la instancia permanente de representación de las asambleas y más adelante la Coordinadora de Comités de Lucha. Estas nuevas estructuras renuncian a los intermediarios fijados por el estado como las Sociedades de Alumnos y la Federación de Estudiantes Técnicos.
La operatividad simultanea de las brigadas, su capacidad de agitación mediante la preparación teórica y conocimiento política de sus oradores, y la propaganda, desborda las capacidades del cuerpo de granaderos.

En este punto, las acciones de agitación y concientización se realizan en las calles, por tanto ante las represiones, los disparos con armas de alto calibre en los planteles, las muertes, y la novedosa táctica del gobierno de la detención-desaparición, surge el concepto “mitin relámpago”: intervenciones políticas-gráficas y de procuración de fondos, perfeccionadas día a día en el campo de batalla. El mitin podía desarrollarse por brigadas desde 5 hasta por varias decenas de estudiantes según la estrategia del día. Las funciones se repartían entre oradores (los elementos más versados y preparados teóricamente), encargados de pintas en muros y fachadas, distribuidores de propaganda , textos, manifiestos, etc., gestión de fondos y víveres para la lucha, así como vigilantes encargados de la seguridad armados con bombas molotov. Esta acción relámpago duraba entre 5 y 15 minutos y podía repetirse todo el día si era necesario.
El ejército estratégicamente bloqueó todas las salidas de la plaza y disparó a quemarropa contra los asistentes en una cacería que duraría de las seis de la tarde hasta la una de la mañana del día siguiente.
En agosto y septiembre de 1968 las posturas ante el fenómeno de una huelga política de carácter estudiantil se exacerban. La UNAM mediante su Consejo Universitario manifiesta el apoyo a las peticiones del Consejo General de Huelga, se solidariza con el movimiento la academia de Danza Mexicana de Bellas Artes y el Movimiento Revolucionario del Magisterio. El gobierno de Díaz Ordaz moviliza batallones de infantería, carros blindados y tanques por la ciudad, mientras tanto el CNH convoca a manifestaciones de cuatrocientos mil asistentes. Al interior del movimiento se presiente una nueva etapa con la participación directa y sin miramientos del ejército. Los planteles tomados por los estudiantes sufren ataques con armas de alto calibre por grupos no identificados y el ejército ocupa Ciudad Universitaria y plazas públicas.
2 de octubre de 1968
Víctor, en este momento, forma parte de la Coordinadora de Comités de lucha, y participa en la batalla del 23 de septiembre de 1968 en el Casco de Santo Tomás en la que estudiantes combaten contra el ejército y el grupo paramilitar Batallón Olimpia armados con 15 carros blindados, lanzagranadas, más de 600 militares, y 150 agentes judiciales. En esta batalla, el gobierno recupera la Vocacional 7.
A raíz de este enfrentamiento, la Coordinadora decide cambiar la estrategia: evitar concentraciones masivas y optar por un trabajo estratégico en distintos puntos de la ciudad y de manera simultánea. Esta determinación lleva a Víctor participar en un mitin informativo el 2 de octubre en el aeropuerto de la Ciudad, durante la llegada de atletas de los Juegos Olímpicos.

Ese 2 de octubre en La Plaza de las Tres Culturas, los asistentes conforman un grupo compuesto de electricistas, ferrocarrileros, estudiantes y simpatizantes del movimiento: familias, jubilados y niños. Con una asistencia de más de 15,000 mil personas. La Operación Galeana dirigida por Marcelino García Barragán, Secretario de Defensa Nacional, contó con la participación de francotiradores, por lo menos 5,000 soldados y el Batallón Olimpia, paramilitares vestidos de civil distinguidos por llevar un guante o un pañuelo blanco en la solapa. El ejército estratégicamente bloqueó todas las salidas de la plaza y disparó a quemarropa contra los asistentes en una cacería que duraría de las seis de la tarde hasta la una de la mañana del día siguiente.
Si bien el Consejo Nacional de Huelga da por terminado dos meses después el paro de actividades, la masacre radicaliza a los grupos estudiantiles más comprometidos, dando paso al nacimiento de diversos grupos revolucionarios y clandestinos a lo largo del país. Entre 1968 y 1976 la ciudad se convierte un auténtico laboratorio social donde confluyeron múltiples organizaciones político-militares que buscaban redes de colaboración, intercambio de posturas, experiencias e ideales.
La Universidad en el Palacio Negro
Dos meses después de la detención de Víctor, el 23 de enero de 1973, se conforma la Liga Comunista 23 de Septiembre, organización revolucionaria de implicaciones nacionales con dos destacamentos guerrilleros en la sierra en Oaxaca y en el Triángulo de Oro.
¿En qué situación de pobreza está un país cuando un militante revolucionario se siente afortunado de tener en la cárcel tres comidas garantizadas y más de 4 horas de sueño?
¿En qué situación de pobreza está un país cuando un militante revolucionario se siente afortunado de tener en la cárcel tres comidas garantizadas y más de 4 horas de sueño pese a las torturas de las autoridades? Esta confesión de felicidad por las comidas aseguradas que ofrecía Lecumberri a sus huéspedes me la dijo Javier, un amigo y compañero de encierro de Víctor. Javier me contó también que mi papá nunca comentó una palabra de su actividad política o la de sus compañeros pesé a las famosas torturas del comandante Mendieta del Palacio Negro de Lecumberri.
Víctor era también bibliotecario en la UNAM y no recuerdo a lo largo de los 30 años que tuve el privilegio de conocerlo, haberle hecho una pregunta y que su respuesta haya sido: no lo sé. En Lecumberri, leyó todo Shakespeare, Dostoyevsk, así como todas las obras clásicas de Marx, Engels, Lenin, Mao, el Che, Fidel, Giao, Clausewits, Tzun Tzun, etc. El decía que había estudiado en la Universidad en el Palacio Negro, con un posgrado de dos años en el Reclusorio Oriente.

Si hay una palabra que define a Víctor es: congruencia. Hasta su muerte siguió participando en actividades políticas, escribiendo y teorizando. Resumiendo la experiencia desde el 2 de octubre de 1968 hasta la consolidación de la Organización Nacional del Poder Popular (ONPP), esta organización hoy en día ha contribuido a la conservación de reservas ecológicas, el financiamiento para la construcción de escuelas, y se constituye con la participación de diversas comunidades indígenas. También formó parte de la contención, traslado y apoyo en las marchas en la Ciudad de México que organizaron los padres de los estudiantes desaparecidos el 23 de septiembre de 2014 en Ayotzinapa mientras se trasladaban desde Guerrero rumbo a la marcha conmemorativa del 2 de octubre del 68.
Experiencia latinoamericana revolucionaria
Es vital reconocernos, tomar conciencia de nuestros objetivos históricos personales y de clase. Los míos adquirieron otra dimensión al escribir este texto, cultivar la práctica de teorizar nuestro entorno y dar cuenta del estado de las tendencias de poder, cuidando los accesos intuitivos a la práctica y el trabajo de campo.
Es vital reconocernos, tomar conciencia de nuestros objetivos históricos personales y de clase.
Nací con el dedo meñique ligeramente chueco, a mi papá le encantaba, él se lo fracturó siendo niño y afirmaba que lo heredé de él. En esta lógica, conforme avanzo en la investigación y comprensión de la experiencia histórica que significó el movimiento revolucionario de los 60´s y 70´s en México, también soy capaz de reconocer, data ya sintetizado en mi forma de procesar el mundo. Esta intuición, y la necesidad de dialogar con sectores populares me han llevado a desarrollar proyectos que si bien en el momento los entendí como una revelación, ahora accedo a ellos como la consecuencia o la segunda vida de este animal que conforman padres e hijos, y que avanza por los tiempos y las generaciones.
En lo personal trabajo día a día desde la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM, sobre esta revelación implícita en observar a comunidades universitarias específicas y conectarlas con otros sistemas de información para la generación de conocimiento a través de la experiencia.
Para cerrar invito a leer el siguiente relato de Víctor, que muestra, después del entendimiento propio de los objetivos y circunstancias históricas de un individuo, los alcances en la conciencia de masas:
“Ante el bloqueo de todas las salidas de Ciudad Universitaria por el ejército provisto de tanques, ametralladoras calibre 50, infinidad de soldados armados hasta los dientes, la dirección del Consejo para no "caer en la provocación", decide transformar la manifestación en una marcha alrededor de las escuelas. Concluida ésta, se recomienda el retiro ordenado y pacífico. Mucha gente no queda conforme y empieza a desplazarse por las avenidas principales de acceso a C. U. ante la mirada e insultos desafiantes de la tropa.

Después de haber traspasado la barrera impuesta por el ejército, en Insurgentes un pequeño grupo de gente invade la avenida y al grito de ¡Júntense! comienzan a manifestarse, entorpeciendo el tráfico y coreando consignas políticas; rápidamente el pequeño grupo se convierte en una manifestación de algunos miles de elementos. Después de cierto tiempo, una vez recuperados de la sorpresa, la calle es bloqueada por un cordón de granaderos para impedir que la manifestación continuara. Ante esta situación, la gente se dispersa procurando evitar el enfrentamiento, caminando en la misma dirección por las calles laterales. Una vez pasada la barrera, espontáneamente comienzan a afluir nuevamente sobre la avenida y nuevamente resurge el grito de combate ¡Júntense! y la manifestación se reinicia.
La policía cambia de táctica ante la ineficacia de los cordones. En camiones del servicio público de transporte llegan repentinamente cientos de policías vestidos de civil que arremeten con garrotes contra los manifestantes para dispersarlos. La táctica proletaria reproduce la dispersión, desplazamiento, concentración. La manifestación continúa, hasta que de pronto con una precisión cronométrica, la calle queda desierta de camiones y automóviles, en un gran tramo... y aparecen las tanquetas repletas de soldados prestos a disparar y en loca carrera hacia la manifestación y el comandante gritando: ¡No sean pendejos dispérsense! ¡No los queremos matar! (después del 2 de octubre) no es el momento de hacer revoluciones, etc. Ante argumentos tan convincentes (tanquetas, fusiles Fal y Galil) la gente opta finalmente por dispersarse. Mas no cesa la manifestación, ésta solamente cambia de forma, se disuelve en infinidad de pequeños grupos que continúan por toda la zona haciendo mítines relámpago, entorpeciendo el tráfico, asaltando tlapalerías para obtener brochas y pintura.”
Igual que un elemento de un cardumen es capaz de sentir la presión del agua en el cuerpo y determinar la posición de los otros miembros de su comunidad, y prever así, en masa, la mejor posición de sobrevivencia, los estudiantes del 68 lograron avanzar en conjunto, a través de su momento histórico.